Ana Núñez de Brilanti nació en la Ciudad de México el 21 de diciembre de 1907. Fue la hija mayor de 16 hermanos. Vivió en la Ciudadela en los años revolucionarios. Su padre fue coronel del ejército mexicano

Desde muy temprana edad, fue inculcada a aprender varios idiomas, así mismo a tocar piano. Ana conoció a Diego Rivera que en ese entonces se encontraba trabajando en una de sus obras más representativas, los murales de Palacio Nacional. Fue tal la impresión que Diego causó en ella que tiempo después se encontraba ayudando al artista a cargar los botes de pintura.

En 1931, Ana contrajo nupcias con Rafael Brilanti, con quien tuvo ocho hijos. En 1939 su esposo fue enviado a Taxco para abrir las oficinas de Conciliación y Arbitraje en la Garita, cerca del puente Ramonet.
Ana, quien para ese entonces ya tenía a cinco hijos, lo alcanzó y alquilaron “la Casa Clarita”.

En Taxco, conoció a William Spratling quien la descubrió en la puerta de su casa con unas cajas de madera que ella había diseñado, quien le animo a dedicarse a la platería, donde más tarde abrió su primer taller y pudo abrir la platería Victoria, en la Plazuela de Bernal, muy cerca de sus amigos Antonio Castillo y Margot van Voorhies.

Sus diseños abarcan la iconografía del arte prehispánico en representaciones de dioses, grecas de sitios arqueológicos, sellos mesoamericanos, mascarones mayas y olmecas, dispuestos en hermosos collares y prendedores. Asimismo, realizó motivos costumbristas como el torero, el aguador, el burrito, el campesino, entre otros.

Ana tuvo la oportunidad de realizar un collar y aretes con diseño exclusivo para la primera dama de Estados Unidos, Eleonor Rooselvelt, necesitados. Ana trabajó de forma altruista como administradora durante años, incluso dedicándose por las noches, a coser sábanas y vestimenta médica.

Asimismo, se desempeñó como tesorera y administradora de la Feria de la Plata. Fue una promotora incansable de la cultura mexicana.

Ana Brilanti falleció a la edad de 92 años dejando como legado, su trabajo y ejemplo, recibiendo el respeto y admiración de su numerosa familia y de todo aquel que la conoció.